Ubicada en el distrito de Ponte, es famosa por albergar varias reliquias de San Pío de Pietrelcina. No es una de las iglesias más espectaculares de Roma, pero aun así, merece una visita. La iglesia original, erigida en 1587, fue destruida cuatro años después por un incendio, siendo reedificada a partir de 1594, según proyecto de Ottaviano Mascherino. La fachada se remonta a mediados del siglo XIX, presentando un pórtico con columnas corintias. En el interior destacan el altar mayor y la cúpula, ambas del siglo XVIII, así como varios lienzos de Camillo Rusconi, Pietro da Cortona y otros autores, los monumentos funerarios, y los frescos del refectorio, obra de Francisco Salviati. La visita de la iglesia es gratuita, y el horario de apertura, diario, de 09.00 a 12.00 y de 16.00 a 19.00 horas.