Está muy cerca de los lugares que seguro recorrerás en tu vista a Roma, la fontana de Trevi y el Panteón. En una plaza encantadora, se la conoce como "la iglesia del espejo", porque a través del espejo se puede uno deleitar mejor con las pinturas del techo, que son absolutamente magníficas. Además la cúpula también es una pintura en tela, es decir, un trampantojo. Si no llega a ser porque nuestra guía nos lo muestra jamás me hubiera dado cuenta. Mucho mejor iluminada que la iglesia del Gesú, esta iglesia jesuita es de las más espectaculares de Roma (y del mundo). Además, tuvimos la fortuna de acudir a un concierto de un coro estadounidense que cantaba como los ángeles. La acústica es maravillosa, así que fue toda una "experiencia religiosa".