Justo al lado de la Fontana del Acqua Felice se ubica esta iglesia, que por fuera no parece nada pero sorprende al entrar por su magnitud y belleza.
Un poco de historia, una pequeña basílica de los Carmelitas descalzos que fundaron en el Monte Quirinal el año de 1606.
La iglesia es la única estructura diseñada y completada por el arquitecto del Barroco temprano, Carlo Maderno, aunque el interior padeció un fuego en 1833 y requirió una restauración. Su fachada poco llamativa fue erigida por Soria en vida de Maderno (1624-1626), mostrando la inconfundible influencia de la cercana Santa Susanna de Maderno.
Su interior tiene una sola nave, amplia, bajo una bóveda segmentada baja, con tres capillas laterales interconectadas detrás de arcos separados por colosales pilastras corintias con capiteles dorados que apoyan un rico entablamento. El interior fue enriquecido progresivamente después de la muerte de Maderno; su bóveda fue pintada al fresco en 1663 con temas triunfales dentro de compartimentos con marcos ficticios: La Virgen María triunfa sobre la Herejía y Caída de los ángeles rebeldes ejecutados por Giovanni Domenico Cerrini.
Lo más llamativo de esta iglesia son todas sus OBRAS, principalmente una de las obras maestras del Barroco, la capilla Cornaro, espectacular y teatral espacio presidido por el grupo escultórico que representa el ÉXTASIS DE SANTA TERESA, de Lorenzo Bernini, quizá la obra más conocida de este autor en el campo de la escultura. En la capilla situada frente a esta, dedicada a San José, se encuentra un grupo escultórico que representa el tema del Sueño de San José, obra del escultor Domenico Guidi, que se inspira en la obra de Bernini delante de la cual se halla.
Frente a ella el SUEÑO DE SAN JOSÉ, de Domenico Guidi, es otra escultura preciosa que hace de esta iglesia una JOYA OCULTA y poco conocida de Roma, principalmente por no estar en las rutas habituales de turismo de Roma.
Merece la pena desplazarse hasta aquí solo por ver esta iglesia y la Fontana del Acqua Felice ubicada justo al lado.
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