Un pueblito acogedor, tranquilo, con buenas opciones para comer, hacer y disfrutar del río. Caminar por sus calles y encontrar árboles de manzanas, ciruelas, peras, moras... es sorprendente y rico, me tocó esa época del año y disfruté recogiendo moras silvestres, y arrancando algunas ciruelas amarillas de los árboles de la acera. Tiene un gran parque cerca del río, y un sendero al borde del río desde donde se puede salir a hacer alguna actividad como kayak o paddleboarding. Se ve a muchos locales paseando y jugando con sus perros en el agua. Me encantó quedarme en este lugar, y solo ir a Portland cuando quería ir a visitar algunos lugares como el Jardín Japonés que no visité en mi primer viaje a esa ciudad.