Cuando uno llega se siente como en casa, especialmente porque tenemos hijos pequeños y eso es muy especial de encontrar. La hacienda fue declarada Monumento Histórico por el Ministerio de Cultura y hace honor a ello. Su arquitectura e infraestructura hablan de años de tradición y se puede sentir la actividad de ella, pues en comparación a otras haciendas que fueron convertidas a hoteles y sólo funcionan como tales, esta hacienda está en plena actividad. La amabilidad de los dueños _que son los mismos que nos atendieron_ se puede sentir en cada rincón y detalle. Desde la decoración, hasta los mensajes guardados en los cajones, que dan la bienvenida a un lugar donde uno puede desconectarse del mundo rápido y conectarse con la naturaleza. Los perros de la hacienda fueron…
Hermoso lugar, rústico y pintoresco. Los dueños fueron muy amables. Rico desayuno, linda granja en la que te hacen participar para ordeñar vacas, recoger huevos... Definitivamente volveré con mi familia!
Las instalaciones estan dentro de una hacienda antigua pero bien acondicionada para recibir a la gente. Los dueños del hotel son amables, atentos, te recomiendan la mejor manera de aprovechar el dia o el paseo, ofrece espacios de naturaleza, y la habitacion comoda y en buenas condiciones. Ojo que es buen hospedaje para desconectarse.
Me encanto la hacienda, la atención muy cálida, la habitación impecable (una cama comodisima y el baño espacioso). Los niños se divierten mucho con las actividades con los animales (ordeñan y alimentan a conejos, gallinas, pavos, patos, ovejas). La comida es deliciosa, cocinan muy bien. El desayuno que incluye el pago, es generoso y rico. Hay agua caliente, no hay TV en la habitación.
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