De las trufas únicas de Drôme a los viñedos de Beaujolais, la región de Ródano-Alpes invita a disfrutar de todas las maravillas que atesora la cocina francesa. Los placeres gastronómicos se complementan con la exuberancia del paisaje natural, en el que abundan los campos de lavanda. Lyon fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO y cuenta con unas ruinas romanas que datan del siglo I, y con la basílica de Fourvière, del siglo XIX. El paisaje alrededor de Grenoble está poblado de fortalezas y castillos. Y para eliminar el exceso de calorías, nada mejor que las laderas de Chamonix y Megève. Si visita la región en otoño, disfrutará de la cosecha de la uva y de las numerosas fiestas que jalonan este período del año.

Repleto de antigüedades en plata, porcelana y muebles, el Castillo de Brodick de piedra roja es uno de los puntos destacados de la Isla de Arran. El castillo está orientado hacia Goatfell, que es una colina majestuosa donde se realizan populares caminatas durante el día. Los círculos de piedra de Machrie Moor permiten un paseo místico, como lo es el tour de la de la destilería de whisky The Arran Malt.

Monastir, en el golfo de Hammamet, ofrece una alternativa atractiva a los complejos turísticos más concurridos de la costa: playas de arena blanca, un paseo marítimo lleno de palmeras y los monumentos históricos. Si a esto le añadimos sol todo el año, zocos vibrantes y un ambiente relajado, nos encontramos delante de uno de los destinos más atractivos de Túnez.

Los Cristianos fue un humilde pueblo pesquero antes de hacerse conocida como un resort terapéutico para pacientes suecos. Ahora es un lugar de diversiones para amantes de la playa de toda Europa, gracias a su clima soleado y a sus numerosas opciones hoteleras. Por la noche encontrarás un agitado ambiente de bares.

Sosúa tiene todo lo que buscas en una playa. Aguas cristalinas repletas de corales, perfectas para practicar esnóquel y submarinismo. Ya fuera del agua, descubrirás arena de varios colores y numerosas cabañas de playa. Este pequeño enclave de República Dominicana fue otrora un lugar seguro para los refugiados judíos. Sus lugares históricos y sus sinagogas ofrecen una buena perspectiva de la identidad de posguerra de Sosúa. En un tono más distendido, la comunidad de expatriados contribuye a animar su ambiente nocturno lleno de vida e internacional.