Lima, fundada por Francisco Pizarro en 1535, es una ciudad fascinante y un tesoro oculto de la historia. Explora los antiguos sitios arqueológicos incas o pasea por las elegantes catedrales y los opulentos palacios que datan de los tiempos de la colonia española. El centro de Lima está atiborrado, pero disfrutarás al explorar las diferentes partes de la ciudad, especialmente las zonas frente a la playa con excelentes opciones para ir de compras y a cenar, además de los fabulosos hoteles que se encuentran allí.

Virginia Beach tiene todos los elementos de un tradicional complejo turístico costero: preciosas playas, un animado paseo marítimo entarimado, un montón de restaurantes y locales nocturnos, y atracciones para niños. Los aficionados al deporte podrán disfrutar de importantes campos de golf en Virginia Beach y alrededores, así como practicar kayak o senderismo en los kilómetros de caminos disponibles. Mucha gente piensa que Virginia Beach es mejor en temporada baja, cuando no hay tanta gente y el tiempo sigue siendo bueno.

Enclavado en las bellas montañas de Green Mountain State, Rutland presume de las aventuras al aire libre que incluyen desde tobogán alpino hasta ciclismo de montaña. El centro de la ciudad alberga Merchant’s Row, una hermosa colección de edificios rehabilitados que datan de la década de 1800. De las estructuras que hay en Rutland, más de cien están inscritas en el Registro Nacional de Lugares Históricos, de hecho el cercano Castillo de Wilson es un maravilloso ejemplo de la arquitectura del siglo XIX. Otras atracciones incluyen el museo New England Maple Museum y el de Norman Rockwell.

Montreal, c’est si bon! Esta ciudad de habla francesa se considera la capital cultural de Canadá y es una celebración cosmopolita del estilo de Quebec. Un paseo en carruaje tirado por caballos recorriendo las calles de piedra y los importantes edificios de Vieux-Montreal te hará sentir un poco el sabor europeo. La Basílica de Notre-Dame es una creación de vitrales, y el distrito Plateau Mont-Royal te va a deleitar con sus singulares boutiques y cafés. Zambúllete en un plato enorme de poutine y llénate de energía para un tour por el épico Olympic Park.