Detenerse a saborear un pain au chocolat en un café con mesas en la vereda, relajarse después de un día de haber caminado por la orilla del Siena y maravillarse con íconos como la torre Eiffel y el Arco del Triunfo… la perfecta experiencia parisina combina tiempo libre y vitalidad, con suficiente tiempo para saborear tanto una comida exquisita como las exposiciones del Louvre. Despierta tu espíritu en Notre Dame, busca gangas en el Marché aux Puces de Montreuil o cosas ricas en el Marché Biologique Raspail, y termina tu día con un arriesgado espectáculo en el Moulin Rouge.

Stonehenge, el misterioso monumento prehistórico que se encuentra a unos trece kilómetros de Salisbury, supone una importante fuente de ingresos para la economía local. Con una historia que se remonta a 5.000 años atrás, es normal que Salisbury y su entorno rebosen de lugares dignos de visitar; entre los más destacados están su catedral, los jardines de Longleat y Stourhead y, por supuesto, Stonehenge.

En el siglo VI, en el centro geográfico de Inglaterra, Birmingham, nace como una aldea anglosajona. Hoy en día, la mayor parte de la ciudad de más de un millón de habitantes debe su desarrollo al período posterior a la Segunda Guerra Mundial en las décadas de 1950 y 1960. Los museos y las galerías de vanguardia, su teatro innovador y una excelente actividad comercial han convertido Birmingham en un atractivo destino para las escapadas de fin de semana. No te olvides de pasar por el Balti Triangle, centro neurálgico de la comida paquistaní en el Reino Unido, por los bares y cafés de la Gas Street Basin o por el National Sea Life Centre.

Islay, la reina de las Hébridas, es célebre por sus destilerías (hay ocho en la actualidad), por los paisajes que cortan la respiración y por su fauna; razones más que suficientes por las que visitar la isla. Además, cada invierno, bandadas de gansos salvajes acuden a Islay, una atracción más que anima a los turistas a visitarla. La isla tiene 3200 habitantes, una superficie de 600 km2 y su costa se extiende más de 200 kilómetros.

Características como playas bañadas por el sol, vida nocturna del Mediterráneo y ruinas griegas antiguas probablemente no sean las primeras que se te vienen a la mente cuando piensas en Rusia, pero eso es exactamente lo que ofrece Anapa. La multitud internacional suele pasar por alto el resort del mar Negro, pero sus pastizales verdes, su arena blanca y sus temperaturas subtropicales recompensan a quienes deciden quedarse.