Un delicioso dim sum, islas flotantes y un horizonte inigualable son solo algunas de las características únicas de Hong Kong. Observa la arquitectura tradicional china en la aldea Ngong Ping, luego toma el tranvía hasta lo más alto del Pico Victoria para tener vistas incomparables. Las rocas y las colinas suaves de Nan Lian Garden te traerán paz interior, al igual que una relajante taza de té en un café de Stanley. Forma parte de todo en el Chi Lin Nunnery, un tranquilo complejo budista.

La ciudad más grande de China también es la más cosmopolita y ofrece a los visitantes la oportunidad de experimentar el pasado, el presente y el futuro de una sola vez. El río Huangpu divide Shanghái en dos distritos: Pudong y Puxi. El horizonte de Pudong parece arrancado de los Supersónicos, con la bulbosa torre de televisión y radio “Oriental Pearl Tower”, que parece un chupetín con dos cabezas. En la parte de Puxi, puedes recorrer el distrito Bund a orillas del río para apreciar la vieja Shanghái.

Naha es la capital de la prefectura de Okinawa, en Japón. Aunque sufrió grandes destrozos durante la II Guerra Mundial, fue rápidamente reconstruida y llegó a convertirse en la moderna ciudad que es hoy. No obstante, aún se conservan en su centro las ruinas del castillo Shuri-jō. Naha tiene fama por su intensa y a veces escandalosa vida nocturna, sobre todo alrededor del bulevar Kokusai-dōri, lleno de bares, restaurantes, clubs y hoteles. No dejes de echar un vistazo a los mercados cubiertos de estilo asiático y a Tsuboya, el distrito de la cerámica.

¿En qué otro lugar puedes encontrar un volcán rodeado de azaleas al que subir, una hermandad de buceadoras y antiguas estatuas de piedra para pedir deseos? En la isla de Jeju. Este popular refugio, uno de los favoritos de los recién casados (y de los fans de los dramas coreanos), también alberga kilómetros de playas doradas, sinuosos senderos costeros y Jeju Waterworld, el parque acuático más grande de la zona. Independientemente de lo que te apetezca, una cosa está clara: un día de turismo no puede terminar sin antes disfrutar del delicioso marisco crudo de la isla y del famoso cerdo negro a la barbacoa.

Con una línea del horizonte de aspecto tan ultramoderno es fácil olvidar que Dubái, parte de los Emiratos Árabes Unidos, fue en algún momento una pequeña ciudad de comerciantes beduinos. Hoy en día, lo antiguo se mezcla con lo nuevo: en el hipódromo Nad al Sheba corren camellos por el día y purasangres por la noche. Las tiendas de última moda y electrónica tienen tanto éxito como el zoco de oro. Una muestra de los más de 400 restaurantes te permitirá saborear la diversidad étnica de Dubái. Disfruta de las playas, el golf, lugares históricos, la vida nocturna y las célebres tiendas libres de impuestos de Dubái.

Sídney ofrece mucho del sabor histórico y contemporáneo de Australia. El maravilloso Teatro de Ópera de Sídney parece un gran barco en origami, que flota tranquilamente en un puerto. Camina por las angostas calles de piedra de The Rocks y participa en una función callejera en el Muelle Circular antes de dirigirte al Museo de Arte Contemporáneo. Las vistas desde el observatorio Tower Eye de Sídney son épicas: aprovecha esta oportunidad para conocer el diseño de la ciudad desde arriba.

En la región del Sinaí, que marca la frontera de Egipto con Israel, predomina una atmósfera tradicional. Esta península triangular está separada del resto de Egipto por el canal de Suez y el mar Rojo. Sus escarpadas montañas, incluido el monte Sinaí, de 2500 metros de altura, se precipitan sobre las aguas del mar Rojo. Hay zonas espectaculares para el submarinismo entre el golfo de Aqaba y el este de la península, sobre todo en la bellísima costa de Na'ama y Sharm el-Sheij. No olvide probar los safaris en camello, una excursión diferente por el desierto.