Aprende a bucear, toma sol en una playa de arena o date el gusto en servicios económicos de spa (incluidos increíbles masajes tailandeses) en Bophut, una aldea de playa en la que se inauguraron recientemente muchos hoteles y estancias. Pasea por la calle principal para visitar negocios y restaurantes de moda, o negocios más tradicionales en la aldea de pescadores.

Kuta ofrece las mejores playas de Bali, una extensión de ocho kilómetros de arena limpia que atraen como un imán a surfistas y amantes del sol. Y cuando el sol se esconde, salen los amantes de la noche. La vida nocturna de Kuta es casi frenética, con turistas de todo el mundo que van de los restaurantes a los clubes nocturnos, en un esfuerzo por absorber la experiencia de Kuta como esponjas bien vestidas.

Frondosas plantaciones de té rodean las colinas tranquilas de Munnar, que atraen a viajeros aventureros con ansias de hacer parapente, caminatas a Anaimudi (la cima más alta del sur de la India) y excursiones desde la confluencia de los tres arroyos de montaña. La iglesia cristiana de piedra, construida por los británicos en 1910, está adornada con obras famosas de vitrales, y el Parque Nacional Eravikulam, de 10 millas de largo, es hogar de una vida salvaje igual de colorida, que incluye el tahr del Nilgiri (cabra montesa), de la mangosta rojiza y de 120 especies de aves.

La ciudad omaní de Mascate está habitada sobre todo por árabes musulmanes, aunque también cuenta con una importante población india de no residentes, a la que se suman ciudadanos norteamericanos, británicos y holandeses. Mascate es una ciudad tolerante y moderna, en la que el habla inglesa está bastante extendida. Si decide visitar la ciudad en taxi, acuerde las tarifas antes del servicio. Si desea salir de la ciudad, también puede alquilar un coche. No se pierda la imponente Gran Mezquita del sultán Qabus, el característico zoco de Muttrah, el Palacio Real Al Alam o la fortaleza de Al Jalali.

La tradición se cruza con la cultura pop en Tokio, donde puedes recorrer con reverencia templos antiguos antes de rockear en un bar de karaoke. Despiértate antes que el sol para aprovechar la animada subasta de pescado en el mercado de Tsukiji, después refréscate con un paseo bajo los cerezos que bordean el río Sumida. Pasa algún tiempo en los hermosos Jardines del Este del Palacio Imperial, después, haz un repaso de la historia de Japón en el Museo Edo-Tokio. No te olvides de comer todo el sushi, fideos udon y wagashi (dulces japoneses) que el estómago te permita.