No es de extrañar que el Machu Picchu sea el lugar más visitado del Perú. Esta maravilla arquitectónica de piedra caliza, sin argamasa, que data de mediados del siglo XV, está situada en una elevada meseta en las profundidades de la selva amazónica. Se puede acceder en tren desde Cuzco o, si te animas, hacer el viaje siguiendo un sendero a pie de varios días; viajarás por lo más profundo de los barrancos andinos y disfrutarás de unas vistas impresionantes.

Tan solo su ubicación, en el Valle Sagrado de los Incas, hace que Urubamba parezca un lugar místico y mágico. La montaña Ch'iqun cubierta de nieve se alza con arrogancia en el fondo de esta ciudad peruana que sirve de base para las personas que desean visitar las famosas antiguas ruinas incas de Machu Picchu. Las tirolesas y cabalgatas te permiten experimentar este valle de los Andes de maneras muy distintas.

El esplendor inca y el barroco andino están lado a lado en las calles de piedra de Cusco, representados por el palacio Coricancha y la iglesia de Santo Domingo flanqueando la Plaza de Armas. En este crisol de altas alturas de la cultura amerindia y mestiza, encontrarás telas extraordinarias, animados festivales de verano y maravillas arqueológicas.

Una ciudad atrapada en el tiempo, la Habana captura la imaginación como ninguna otra. El desteñido glamour se une con la minuciosa reconstrucción de la era colonial con un fondo de irresistible color. Recorre El Malecón, el paseo de la costa; visita la Habana Vieja y la Catedral de San Cristóbal y disfruta de la música salsa, los bazares al aire libre y las fiestas que duran toda la noche.

La cuna del tango es, como la danza en sí, cautivante, seductora y bulliciosa con vibrante energía. Los antiguos vecindarios evocadores están repletos de restaurantes románticos y emocionante vida nocturna, y la herencia europea es evidente en la arquitectura de Buenos Aires, en sus bulevares y en sus parques. El Café Tortoni, el bar más antiguo de la ciudad, te transportará a 1858, y el sensacional Teatro Colón sigue causando el mismo efecto en el espectador que en 1908. La capital de las compras de Latinoamérica ofrece la promesa de una lujosa terapia de compras por sus amplios bulevares.

Esta animada ciudad frente al río ofrece la tradicional hospitalidad del sur, encanto a la vieja usanza y un sinfín de atracciones relacionadas con la Guerra de la Independencia. Si desea sentirse como si estuviera en otra época, pasee por el Distrito Histórico Nacional, una zona de 28 edificios con templetes, jardines y casas victorianas restauradas, y visite las casas museos de Heritage Corner. Situada en el río Chattahoochee, Columbus ofrece una mezcla de tradición y modernidad en el precioso Columbus Riverwalk, un paseo de 20 kilómetros que incluye el paseo marítimo de Chattahoochee, que puede recorrerse a pie siguiendo los carteles informativos que lo recorren. La ciudad, que fue una de las principales proveedoras del Ejército Confederado, expone la historia de la Guerra de Independencia en un sinfín de museos y sitios históricos, como el Port Columbus Civil War Naval Center, que contiene alguno de los objetos más importantes de la Guerra de la Independencia. Pero no todo son recuerdos de guerra: Columbus goza de una gran riqueza cultural, con opera, orquesta sinfónica y un centro de actuaciones artísticas. Para pasar un rato agradable en familia, visite el Museo Espacial de Coca-Cola y experimente un vuelo simulado o vea la primera máquina de Coca-Cola utilizada en el espacio exterior.

Cada barrio de San Francisco tiene su propia personalidad, desde lo hippie chic de Upper Haight hasta lo joven y de onda de The Mission. El distrito de la Marina cuenta con bistrós de moda y vistas perfectas del puente Golden Gate, mientras Noe Valley ofrece tranquilas y pintorescas boutiques. Saluda a los lobos marinos en el Muelle 39, y prueba la charcutería y los quesos locales en el Ferry Building. Acomódate para una sesión de yoga en el Parque Dolores o admira el Molino de viento holandés frente a Ocean Beach.