Kapalua, Maui, yace en un lugar en el que las playas de fina arena blanca y el deslumbrante azul del océano Pacífico se mezclan con el exuberante verde de las cimas volcánicas. Situado en la costa noroeste de Maui, se trata de un paraje exclusivo, sofisticado y relajante en el que podrás disfrutar de actividades como el golf, el tenis, los deportes acuáticos, así como de la vida tropical que aporta paz a los sentidos y el espíritu.

Gracias al famoso Kapalua Wine & Food Festival, que se celebra en un enclave al abrigo de las coníferas y rodeado de plantaciones de piñas, Kapalua supone la escapada perfecta. El acceso a una naturaleza imponente, las actividades al aire libre y la vida costera son los motivos por los que a los visitantes les encanta irse de vacaciones a Kapalua. Tras disfrutar de un soleado día, podrás participar en una auténtica luau hawaiana. Paladea los platos tradicionales como, por ejemplo, el suculento cerdo kalúa que se cocina en un horno de tierra, el poi o el haupia (una especie de pudín de coco). Empápate de las tradiciones hawaianas mientras disfrutas de esta antigua festividad de la zona, que incluye venerable música hawaiana, la danza del hula y bailes en torno a las hogueras. Planifica un viaje desde donde te alojes al volcán Haleakala; donde podrás explorar la exuberante flora y fauna de este distrito de conservación de vida marina. Podrás adentrarte en una ruta a pie por los caminos que formaron los antiguos ríos de lava que se enfriaron en tiempos inmemoriales. Asimismo, podrás visitar las cuevas, cuyas estalactitas, estalagmitas y coladas te encandilarán. Pasearte por las serpenteantes sendas de este antiguo río subterráneo de lava resulta una actividad segura y sencilla que toda la familia podrá disfrutar. Asciende a la cima del volcán Haleakala y disfruta de las espectaculares vistas que se contemplan desde el borde del cráter, o aventúrate en el interior del cráter a pie o a caballo.

La isla de Lanai, que fue un lugar destinado a la producción de piña, es hoy en día un oasis de tranquilidad. Llegar a la isla no resulta fácil, puesto que no existen vuelos directos desde el continente. Pero una vez allí, la naturaleza tropical del paisaje invita a practicar el buceo, el submarinismo, el golf, el senderismo, a nadar en la bahía de Hulopoe (una reserva marina), a la observación de ballenas, a montar a caballo o en todo terreno, y a conocer las agujas rojas del llamado Jardín de los Dioses. La ciudad, que data de los años 1920, es pequeña, pero con encanto, y las gentes del lugar son hospitalarias.

Golf, tiendas y relajación en balnearios son las actividades más duras de un día de vacaciones en Wailea. Con una concentración de hoteles de lujo, otros alojamientos de primera clase y campos de golf, Wailea es un complejo vacacional planeado con esmero en la costa sur de Maui. Las atracciones más populares incluyen un trío de balnearios: el Grande, el del Four Seasons y el Mandara. El soleado clima de Maui y las suaves brisas son un enclave perfecto para ir a torneos de golf o descubrir las arenas blancas de las playas de Wailea.

Si mirar el amanecer desde la cima de un volcán de 3,048 m, nadar debajo de cascadas, caminar por cráteres y disfrutar del lujo en playas de arenas blancas, rojas y hasta negras es lo más parecido al paraíso, entonces Maui te espera. Maui es el lugar ideal para practicar surf y windsurf. O súbete a un catamarán para hacer buceo y snorkeling en la isla Molokini, que es un cráter que emerge desde el mar y que alberga una riqueza enorme de vida marina. El golf, una buena comida, una bodega, museos y un mai tai en la playa completan las vacaciones tropicales perfectas.

Situada en la frontera entre Méjico y los Estados Unidos, en la autovía U.S. I-35 y la Mexican Federal Highway 85, Laredo es el puerto de interior más grande de América y uno de los pasos de frontera más antiguos. Antiguamente capital de la República del Río Grande, región que mantuvo una breve independencia, la ciudad ha sobrevivido a una larga historia de conflictos y hermandad entre los Estados Unidos y Méjico. Su legado consiste en una rica comunidad que cuenta con una zona comercial única, buen entretenimiento y festivales, incluyendo las celebraciones por el cumpleaños de Washington que duran un mes.

Fundada por Calvinistas holandeses en 1847, la ciudad de Holanda, Michigan, una ciudad situada en el corazón del Midwest americano, es una avanzada de la cultura y tradición holandesas con sus diques, canales e incluso un auténtico molino de viento al estilo holandés. Orgullosa de su herencia, en 1927 la ciudad compró 100.000 bulbos de tulipanes a los Países Bajos y estas coloridas flores siguen dando, todos los años, su toque de color a jardines y parques urbanos, justo antes de que se celebre el Tulip Time Festival, al que asisten más de medio millón de personas todos los años.

Es cierto: algunas zonas de Belice se están volviendo turísticas. Sin embargo, San Ignacio sigue siendo un rincón rústico, lo que lo convierte en una gran base de operaciones para una aventura tropical a un gran precio. Puedes montar en canoa por el río Macal River o caminar hasta las ruinas mayas de Cahal Pec (pero, ojo, que es un paseo cuesta arriba).

Ubicada en el Pacífico Sur a más de 3,200 km de la costa del Caribe chileno, la Isla de Pascua no es el lugar más fácil de acceder. (Si estás interesado, la forma más fácil de acceder a la isla es en avión, desde Santiago o Tahití). Pero el aislamiento ha permitido preservar la misteriosa congregación de esculturas de roca volcánica (maoi) de más de 1500 años de antigüedad por lo que es tan famosa la isla. Después de explorar el singular paisaje, relájate en una playa sin gente y medita sobre uno de los lugares más misteriosos de la Tierra.

Washington DC es un centro para la política y la historia estadounidenses. El distrito atrae tanto a excursiones escolares como a turistas y ofrece un vistazo del origen democrático del país. Hay muchísimos museos gratuitos para aprovechar, pero la verdadera atracción aquí son los memoriales y monumentos dedicados a los grandes líderes de América. Pasa algún tiempo contemplativo en la pileta-espejo del National Mall, uno de los lugares más patrióticos del país.