Una visita autoguiada es la mejor forma de apreciar la espectacular arquitectura de Viana do Castelo. Las fechas de construcción de sus edificios abarcan distintos siglos, por lo que sus estilos varían. Entre ellos, destacan la Basílica de Santa Lucía, de principios del siglo XX; el antiguo edificio del ayuntamiento y la fuente del siglo XVI de la Plaza de la República; la catedral gótica de Largo da Matriz; y el monumento a Caramuru y Paraguaçu, erigido hace apenas unos años, en 2009.

A veces se la llama la “Roma de Portugal” por sus numerosas iglesias: Braga es una antigua ciudad del noroeste de Portugal. Su historia y sustento están ligados al Cristianismo del siglo III. La Catedral de Santa Catalina de Goa del siglo XII de la ciudad es aún una de sus atracciones más populares. A las afueras del pueblo se encuentra el famoso santuario de peregrinación Bom Jesus de Monte, con su impactante escalera de estilo barroco. Después del atardecer, este estoico pueblo se transforma, con una interesante vida nocturna gracias a la gran cantidad de estudiantes universitarios.

Tanto un encantador pueblo junto al mar como el escenario de la obra “Drácula” de Bram Stoker, Whitby es un lugar paradójico donde las familias y los cazadores de vampiros se codean en la playa y entre las ruinas góticas de la abadía de Whitby.

Retrocede en el tiempo e imagina cómo era Italia durante el año 550 a. C. Al menos, eso es lo que puedes hacer cuando visitas El Cilento, que alberga los restos de dos antiguas ciudades griegas: Paestum y Velia. Para experimentar la vida de un poco más adelante en el tiempo, dirígete a la Cartuja de Padula, un monasterio cartujo (y patrimonio mundial de la UNESCO) que data del año 1306 y es conocido por su arquitectura estilo barroco. El paisaje del parque también insinúa pistas de estos tiempos olvidados con su amplia vista al mar y sus sistemas de cuevas profundas, como las cuevas de Grotte di Castelcivita.