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Múnich transmite un encanto bávaro. Los fanáticos de la cerveza deben visitar Hofbräuhaus sin perder un segundo, un salto al cielo que produce esta excelente bebida desde 1589. La bebida es definitivamente legendaria durante Oktoberfest, una celebración de cervezas locales y comidas especiales alemanas. Imita a los atletas mundiales en el Olympiapark, donde te vas a sentir un campeón patinando en la pista de hielo olímpica. El paseo por la Marienplatz es perfecto para las personas que miran con asombro el Glockenspiel del Ayuntamiento.
En Viena, las casas de café no son solo un entretenimiento: son una institución. Quedarse leyendo un periódico con unas masas y un café expreso fuerte es, según la UNESCO, oficialmente un pasatiempo cultural vienés. Deja tu porción de Sachertorte para hacer un tour autoguiado de la impactante Secesión tradicional de la ciudad y la arquitectura moderna, como el Palacio Imperial, el Teatro de Ópera estatal, la iglesia Kirche am Steinhof o el museo Kunsthistorisches, una demostración de la geometría ornamentada.
Barcelona parece un poco surrealista: apropiado, ya que Salvador Dalí pasó un tiempo aquí y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de los edificios de la ciudad. Entrar a la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí es un poco como caer por el espejo; un recorrido que puedes continuar con una visita al Parque Güell. Prueba la sangría en un café con mesas en la vereda de Las Ramblas mientras miras a los extravagantes artistas callejeros, luego arma tu propio banquete móvil yendo de un bar de tapas a otro.
Detenerse a saborear un pain au chocolat en un café con mesas en la vereda, relajarse después de un día de haber caminado por la orilla del Siena y maravillarse con íconos como la torre Eiffel y el Arco del Triunfo… la perfecta experiencia parisina combina tiempo libre y vitalidad, con suficiente tiempo para saborear tanto una comida exquisita como las exposiciones del Louvre. Despierta tu espíritu en Notre Dame, busca gangas en el Marché aux Puces de Montreuil o cosas ricas en el Marché Biologique Raspail, y termina tu día con un arriesgado espectáculo en el Moulin Rouge.
Berlín es una ciudad tensa, desde su moda a su arquitectura hasta su cargada historia política. El Muro de Berlín es un recordatorio aleccionador de la atmósfera hipercargada de la posguerra, y aun así, los grafitis que cubren sus restos hoy en día se han vuelto un símbolo del progreso social. Visita el reloj Weltzeituhr (hora mundial), coronado con un modelo del sistema solar, luego viaja en el tiempo al cenar en el histórico Zur Letzten Instanz, un restaurante del siglo XVI que solían frecuentar Napoleón y Beethoven.
Amsterdam es verdaderamente una ciudad de ciclistas, a pesar de que pedalear por las laberínticas calles puede volverse un poco caótico. Limítate a caminar y no te vas a decepcionar. Los suaves canales son un perfecto telón de fondo para explorar el barrio Jordaan y la plaza Rembrandtplein. Pasa por el Barrio Rojo si lo tienes que hacer, solo para decir que estuviste ahí. La casa de Ana Frank es una de las experiencias más conmovedoras que pueda tener un viajero, y el Museo de Van Gogh se enorgullece de contar con una sensacional colección de obras.
Tantos edificios en Madrid parecen castillos que te va a parecer que estás en un cuento de hadas. Incluso el Ayuntamiento es asombroso, con sus pináculos blancos y sus detalles neogóticos. Un tour arquitectónico autoguiado puede comenzar en la grandiosa estatua del oso y el madroño en la Puerta del Sol. Recorre el extravagante Palacio Real antes de absorber la belleza natural del Parque del Retiro, luego visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Puedes terminar felizmente cada día picando una paella mientras pruebas un vino español de la zona de La Rioja.
Las joyas de la corona, Buckingham Palace, Camden Market… En Londres, la historia se superpone con el arte, la moda, la comida y la buena cerveza británica. Un día perfecto es diferente para cada uno: los cazadores de cultura no deberían perderse el museo Tate Modern y en el Royal Opera House. A los fanáticos de la ropa se les va a hacer agua la boca en las tiendas de Oxford Street. Para los gourmets, un té con crema en Harrod’s o un pescado crocante en una pescadería adecuada ofrece el clásico sabor londinense. Los amantes de la música y los libros se van a volver locos en Abbey Road y el Museo de Sherlock Holmes (en 221B Baker Street, por supuesto).
Sevilla, una ciudad rebosante de encanto antiguo, fue originalmente fundada como una ciudad romana y ahora es sede de tres sitios declarados Patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El complejo del palacio Alcázar es un extraordinario collage de estilos arquitectónicos, y la catedral te va a impresionar por su belleza y por ser el lugar de sepultura de Cristóbal Colón. El Metropol Parasol es la estructura de madera más grande del mundo, una combinación masiva de cuadrículas y espirales donde se encuentran un mercado y una terraza con observatorio.
Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visita lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explora lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfruta de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.
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