Alejandría, ciudad ubicada en Virginia muy cerca de Washington DC en tren, es el lugar perfecto para escaparse del bullicio de la ciudad. La ciudad, cuyo primer asentamiento data de 1695, sigue manteniendo ese espíritu colonial, con calles adoquinadas y edificios históricos que se concentran en el casco histórico, Gadsby’s Tavern, un restaurante que lleva sirviendo comida desde 1770, y centros de aprendizaje como el museo Black History Museum. Para disfrutar de su lado más contemporáneo, recorre las calles del elegante barrio Del Ray, donde artistas de la tierra desarrollan su labor en boutiques y estudios.

Con la reconstrucción del puerto interior a finales de los años 70, Baltimore estableció los estándares de renovación urbana. Mientras que gran parte de los acontecimientos de la ciudad se celebran en la zona portuaria, donde abundan los animadores callejeros, los conciertos al aire libre, los fuegos artificiales y los desfiles, los vecindarios de los alrededores ofrecen todo tipo de monumentos interesantes, tiendas excepcionales y muy buenos restaurantes. Pasee por la zona de Fells Point, la parte más antigua de Baltimore, que recuerda a los antiguos pueblos ingleses con sus pubs y calles de adoquines. Lleve a los niños al acuario y descubra las imaginativas creaciones del Museo de Arte Visionario. Si lo prefiere, deténgase en el lugar de nacimiento y museo de Babe Ruth para conocer detalladamente la vida del famoso jugador de béisbol apodado el Gran Bambino. Baltimore es también muy conocida por sus lugares de herencia afroamericana y las fiestas y acontecimientos culturales que se celebran durante todo el año. Tanto por sus lugares históricos y sus cruceros como por sus atracciones para toda la familia y sus fantásticos vecindarios, la Ciudad del Encanto, como se la conoce, es uno de los principales destinos turísticos de Estados Unidos.

No en vano la ciudad de Saint Michaels, en Maryland, que se denomina a sí misma “El Corazón y el Alma de la Bahía de Chesapeake”, sigue guardando ese aspecto y sensación de una ciudad de puerto del siglo XIX. Recorra a pie las aceras de ladrillo rojo que le conducirán hasta el casco antiguo donde verá edificios Victorianos y tiendas boutiques, o encamínese hacia el muelle, en busca del famosísimo marisco fresco. El museo marítimo Chesapeake Bay Maritime Museum conserva la historia de Saint Michaels, con algunas muestras rehabilitadas de “bugeyes” y “skipjacks”, barcos únicos que diseñaron los pescadores de la bahía Chesapeake Bay.