El mejor de modo de describir el barrio del Esquilino
es que en él se respira un ambiente añejo. La zona se
enorgullece de ser una de las más antiguas de Roma por
su emplazamiento en una de las famosas siete colinas
de la ciudad. En este antiguo barrio que hoy se ha
constituido en eje multicultural, siempre hay algo
pasando. Mira a tu alrededor y verás vendedores
ambulantes políglotas que debaten con artistas
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callejeros mientras grupos de críos juegan partidos
improvisados de baloncesto: esta zona no es como el
centro histórico. En el barrio se entremezclan la
arquitectura modernista, las grandes plazas y los
largos bulevares con arcos vetustos, secretas
callejuelas y hermosas iglesias como Santa Maria
Maggiore.
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