Hace 5 años, Milo tuvo una mala experiencia en un avión, por la ansiedad que le generó esperar 40 mins. en la pista de aterrizaje al momento de bajar. Desde entonces, pese a ser fanático de los aviones, sólo atinó a frenar en Aeroparque a verlos despegar o mirarlos por You Tube. Este año decidimos, gracias al apoyo de su equipo terapeutico de Fundación Asemco valernos del protocolo de atención de Aerolineas Argentinas y Aeropuertos Argentina 2000, adaptando sus materiales anticipatorios y solicitando asistencia, para ayudarlo a superar el miedo, haciendo un viaje a Córdoba como primera experiencia.
En Aerolineas, Solana y Romina, cuando les contamos acerca de la condición de Milo, su hipersensibilidad auditiva y el miedo los aplausos, tuvieron el gesto espontáneo de ir sector por sector del avión para pedirles que evitaran aplaudir en el aterrizaje (en lugar de avisar por altoparlante). La enorme diferencia que un gesto puede hacer en la vida de otra persona, es la razón por la que hoy escribo este agradecimiento. GRACIAS a ustedes y todos quienes estuvieron en el vuelo, que se sumaron e hicieron que este desafío un trabajo de equipo, Milo pudo atravesarlo con éxito, no sólo volvió a volar sino que atesora para siempre esta experiencia, así como nosotros, su familia.