Mi marido y yo estuvimos alojados en este hotelito diez día a finales de Mayo, y debemos decir que fue un completo acierto, y que por supuesto, volveríamos a repetir con los ojos cerrados.
Bonito, limpio, acogedor, tranquilo, servicio inmejorable, con todas las comodidades que se pueden encontrar en un gran hotel, pero con la cercanía y el trato amable de un hotel familiar, como es.
En mi caso, que padezco de distintas alergias alimentarias, tan pronto lo supieron, tuvieron la deferencia de ofrecerme alimentos alternativos para el desayuno. (pan sin gluten, leche de almendras ..)
El personal tanto del hotel como del restaurante magnífico. Profesional, atento, servicial y super amables. Destacamos especialmente a Neus, simpatía pura, está pendiente de que te sientas como en casa, de que nada te falte. Desde el primer día recordó todo lo que yo podía o no podía comer, incluso me regaló un tarro de crema de almendra para que me llevase a casa. Un verdadero tesoro.
El pueblecito, Selva, traquilo y muy pintoresco, parece sacado de un cuento.
Nosotros buscábamos una localización céntrica y accesible para poder recorrer la isla, pero no queríamos renunciar a la Sierra de Tramontana ... Selva cumple perfectamente esos requisitos, y más!
En definitiva, hotel, pueblo y vacaciones perfectas. Volveríamos a repetir sin dudarlo.