Unas vacaciones de libro, las soñadas.
Un hotel precioso, en un lugar tranquilo dónde reina la paz y se pueden realizar bonitas excursiones.
La habitación amplia, muy limpia . La cama con un buen colchón y desde la que hemos visto, durante nuestra estancia, todos los días amanecer y por la noche se colaba la luna por la ventana. Descanso perfecto.
El comedor muy coqueto con un armario antiguo precioso, una mantelería de hilo y bonitas vistas al jardín y a la torre por un amplio ventanal.
El desayuno exquisito, natural y casero. Las cenas estupendas. Muy buena cocina!!!
Manolo siempre atento y dando información a sus huéspedes. Su equipo de trabajo adorable y con la sonrisa permanente.
Qué decir de Pilar!!! Una mujer encantadora con un habilidad especial y un gusto exquisito por la decoración de la casa con las dalias de su propio jardín dignas de mención.
Sin duda, volveremos a encontrarnos!!!!