Fuimos a comer a este sitio mientras hacíamos la ruta del agua en bici. Nos habían comentado ya que siempre está lleno y reservamos el día anterior. Pedimos para dos personas media de revuelto de Espárragos con jamón, media de croquetas caseras y una de chuletas de guarrito.
Las dos medias estaban muy bien, pero la carne fatal... Solo venían cuatro chuletas muy pequeñas, y una de ellas estaba carbonizada. También se les olvido traernos la segunda ronda de bebidas y tuvimos que pedirlas dos veces más. El sitio es muy bonito, pero hay mucha gente sobre todo familias con niños, es un poco estresante. El camarero nos dijo que nos cobrarían menos por la chuleta carbonizadas pero no fue así, tuvimos que recordarselo también. De postre tarta de tres chocolates, nada especial.
Si vas por la zona no hay otro sitio, pero no volvería a ir expresamente para comer aquí, quizás un día que haya menos gente cambia la cosa...