De nuestras dos semanas en Cuba, no sólo resultó ser el mejor alojamiento de todos, también fueron los tres mejores días de todo el viaje. Y culpa de ello la tienen Héctor y Laura: los mejores anfitriones posibles de la isla. Su hotel, íntimo y cuidadísimo, se encuentra en uno de los barrios más bellos de la capital, Vedado, repleto de casas antiguas llenas de historia, y alejado del ruido y el jolgorio turístico. Con el malecón a unos minutos, y rodeado de calles donde se esconden locales para disfrutar de algún concierto de jazz, obras de teatro, o restaurantes con vistas a los tejados habaneros, el ARTeHOTEL sirve como refugio y descanso, con la atención discreta de un personal amabilísimo (un saludo, Oswaldo, te echamos de menos). Más allá de las habitaciones –un ejemplo de gusto y limpieza, tuvimos la suerte de alojarnos en dos–, las zonas comunes nos terminaron por enamorar. Un salón lleno de luz, con grandes ventanales por donde entran y salen una familia de colibríes, sirve de lugar para desayunar, leer o simplemente descansar después de todo el día de paseo por La Habana. Recientemente han habilitado la terraza, un lugar con sofás donde tomar una cerveza mientras disfrutas de los últimos rayos de sol caribeño. Sin duda, el alojamiento perfecto para sentirse cuidado y querido como en casa.

Carlos y Loreto.

Si estáis buscando conocer a la verdadera La Habana en un lugar centrico y de gran calidad y con un servicio excelente, este es vuestro lugar. No hay nada parecido en La Habana, todas las habitaciones son muy originales, el personal es extremadamente agradable y os sentireis como en vuestra casa. El desayuno es buenísimo y con productos locales, además de tener productos que ya es dificil de encontrar en La Habana. Inmejorable.

El artehotel calle 2 de la Habana fue toda una sorpresa, aunque siempre vimos buenos comentarios, al llegar el estilo de la casa su decoración y las habitaciones son maravillosas, tiene todos los servicios que requieres, a excepción de una televisión e Internet gratis lo cual en cuba no es común, pero lo cual ni se extraña en su ambiente artístico y la calidez de sus empleados que te tratan como de la familia.
En particual agradecer a Estalina, Ernesto, Claudia y Alfredo, siempre con sus recomendaciones, consejos, atenciones y buena platica que se respira del pueblo cubano.
Además sus desayunos y bebidas excelentes.