Un hotel con súper encanto.
Un rincón muy especial donde te hacen sentir muy especial y con unas personas muy agradables que te ayudan y te aconsejan de una manera eficaz y eficiente.
Fernando un máquina! Fantástico anfitrión, nos aconsejó y de su mano en la distancia visitamos Viñales, Cienfuegos y Trinidad. Sentimos su presencia en estas fabulosas ciudades. Gracias.
Un recuerdo para Rafael nuestro primer mojito en Cuba y al cocinero que, maldita senectud, olvidé su nombre. Las camareras y la recepcionista unos cielos. Un estancia inolvidable y que no dudo repetiremos el año que viene.