Todo excelente , el servicio es inigualable, los alimentos son deliciosos, la experiencia gastronómica es única

Lamentablemente los buenos reviews sobre la buena comida y excelente ambiente quedó opacado con una terrible experiencia en relación a la Ley Seca que tiene la Ciudad de México con respecto al COVID, y quiero estar claro que nosotros estamos de acuerdo pero pareciera que el manager y/o los mesoneros deciden a quien servirle licor Antea y después de las 7:00PM y evidentemente no están siguiendo las pautas de la Ley Seca.

Luego de tratar de hacer una reservación (la cual fue imposible por la demanda), nosotros decidimos ir y esperar, llegamos al restaurante a las 5:00PM, nos anotamos en lista de espera y nos dieron nuestra mesa a las 5:50PM, todo iba bien hasta que decidimos ordenar una botella de vino y el mesonero nos dijo que no era posible ya que para las 7:00PM no podía haber licor en las mesas porque corrían el riesgo de que los cerraran y pagaran multas, una vez escuchado eso del mesonero decidimos pedir dos cocktails (margaritas) y procedimos a ordenar las entradas. A eso de las 6:35PM decidí ordenar otra Margarita y el mesonero no quería tomarme la orden ya que para las 7:00PM no podía haber licor en las mesas, luego de explicarle a el que yo tenía 25 minutos para consumirla el mesonero accedió (como si fuese un favor de parte de el) a tomar la orden pero con la condición “de que me la tenía que tomar rápido”. Desde ese momento el servicio empeoró, todo se convirtió en un apuro (rush) causando desagrado en la cena.

Nuestra sorpresa viene que pasadas las 7PM seguíamos viendo actividad en el bar y a las mesas cercanas a nosotros les seguían vendiendo licor, una de ellas recibía una botella de vino tinto, en otras cockteles, en otras cervezas, en fin un desagrado total ya que evidentemente el restaurante nos había discriminado y a “dedo” seguía sirviendo licores.

Quiero ser claros nuevamente que nosotros respetamos la Ley Seca, lo que no aceptamos fue el maltrato y descriminacion, fuimos una pareja que llegó al sitio, nos anotamos en una lista de espera por casi 1 hora y al momento de disfrutar nuestra cena fuimos víctimas de descriminacion y mala atención.

A las 7:15PM pedimos hablar con el manager y muy frescamente nos dijo que las otras mesas tenían reservación y ellos tenían que cumplir con ellas, inclusive el manager viendo nuestra molestia nos decía: “dígame lo que quiere tomar y se lo servimos” y yo le respondi: No se trata de querer Violar la Ley Seca, se trata de que fuimos la única mesa a la cual mal atendieron desde las 5:50PM y presionaron con el tema de la Ley Seca y ahora se ve claramente que hay mesas con las cuales ustedes violan la Ley Seca por que evidentemente tienen preferencia.

DEFINITIVAMENTE una mala experiencia, muy buen ambiente, buena comida pero la mala atención, descriminacion y mala gerencia hace la experiencia FATAL.

En estos tiempos duros que estamos viviendo es cuando más tenemos que cuidar a los clientes, nosotros decidimos viajar a la Ciudad de México durante la pandemia, arriesgando la salud, para invertir en Turismo y tratar de apartar el tema de la Pandemia por unos días.

Nosotros visitamos 5 restaurantes antes de ir Azul Histórico, entre ellos Raíz, Maximo y todos ellos acatan la Ley Seca y acompañado de un buen servicio y claridad en la norma disfrutamos cenas espectaculares, lamentablemente nuestra cena de despedida en Azul Histórico fue TERRIBLE.

La atencion muy mala. Mal servicio
La comida bastante insipida y el pollo crudo y duro
Regrese el pollo y el chef lo regreso diciendo que esta perfecto
Yo me dedico a la comida y de verdad nada nada bueno
No vuelvo jamas

El servicio siempre ha sido de primera, las medidas de sanidad adoptadas son excelentes. Pronto regresaré.

Acudí a comer a este restaurante y lo único destacado es la atmósfera del lugar, la atención del personal y las medidas sanitarias, pues limpian muy bien la mesa y le regalan a los comensales una bolsita de papel para guardar su cubrebocas.

La comida es cara y la porción de los platillos pequeñísima. Uno no se llena con un plato fuerte. En cuanto a las bebidas, pedí un agua mineral y los meseros sin advertirme me trajeron una botella muy rimbombante que me cobraron a $80, cuando en la carta había de marcas comerciales que cuestan la mitad.

Para cerrar mi comida quise pedir un café, pero ¡oh sorpresa! el café que venden es de ese de maquinita Nespresso que es malísimo. Opté por un chocolate ¿ que resultó regular, pues hasta los de lugares muy comerciales como de Churrería El Moro tienen mejor sabor y hay más variedad.

En resumen, el lugar es bonito pero la relación calidad-precio no es conveniente, pues los platillos son muy pequeños y los precios elevados. Nada del otro mundo.