El hotel es una visita obligada en la ciudad. Frente a la bahía al lado del museo, de las empresas que hacen las visitas a las ballenas y de los bares y tiendas cercanas.
La habitación es cómoda, limpia, no tan amplía como otras habitaciones en Canadá.
Nada más llegar te hacen un cargo de 100 dólares que finalmente devolverán pero resulta algo incómodo.
El desayuno no es tipo bufé te lo sirven. Esto y que también tiene una cafetería pequeña ralentizan el proceso de desayuno.