Largos pasillos llevan a estancias amplias con amplio salón, comedor, cocina, cuarto de baño, y dormitorio de dos camas, demasiado pequeñas y no por qué durante nuestros días en Canadá dormimos en las camas más grandes que las de ningún otro hotel de tantos países como hemos dormido. Pero las dos camitas del dormitorio dejaron mucho que desear. Sobraba sitio para haber puesto dos camas como las que allí se acostumbra. Pero era una especie de apartamento amplio que no íbamos a utilizar de ninguna manera ni su cocina, ni su salón... No era muy acogedor tampoco. El mobiliario antiguo, con moquetas pasadas...sofás sin gusto que no utilizamos, pero sobre todo las pequeñas camas, donde si te dabas la vuelta podías irte al suelo. El cuarto de baño bien.
El desayuno "con vigilancia". Contando los croisants que nos correspondían (uno por persona). Demasiada rigidez en algo que no iría a ninguna parte, un croisant más o menos, una magdalena, un mermelada...
En fín. El famoso desayuno continental, que, al parecer, copiaron los ingleses de los otros países europeos...
La situación muy buena. Al lado del waterfront, del espectacular Parlamento, de la calle principal.