El hotel (sus instalaciones, habitaciones, restaurante) es excelente, cómodo, limpio y lindo. Nuestro desayuno estaba incluido en la tarifa, y aunque por esa razón hay menos opciones que las del resto del menú, la oferta es variada y exquisita. Aunque está lejos del centro, hay una estación de metro a dos cuadras y desde ahí a Old Montreal el recorrido es corto. Está bien rodeado, con tiendas y restaurantes cerca. Lo único que resultó molesto fue la atención de parte del personal: llegamos hacia las 9:30 a.m. del día 10 de junio, después de un larguísimo viaje que empezamos el 9 de junio a las 2 p.m. Aunque sabíamos que el check-in es a las 3 p.m., previo al viaje habíamos hecho la solicitud de, si era posible, tener habitaciones disponibles antes de esa hora. Nos dijeron que verían la disponibilidad, pues todas las habitaciones estaban ocupadas. Cuatro personas hicieron check-out en el tiempo que estuvimos ahí, y sin embargo nos dieron habitación a la 1 p.m. Insisto en que entiendo que la hora de entrega de habitaciones es después de las 3 p.m., pero un poco de consideración con nosotras no sobraba; era un gesto de amabilidad que podrían haber tenido.
Igual mala atención recibimos en el restaurante todas las mañanas; nos hacían esperar mucho tiempo para atendernos, aún cuando hacíamos señas mostrando que estábamos esperando ser atendidas. En particular, un chico que creo que es hindú, es bastante grosero. El único realmente amable fue un mesero uruguayo, super simpático y atento. Excepto por estos dos factores, recomiendo el hotel.