Mi pareja y yo nos alojamos en este hotel de Montreal del 17 al 21 de agosto de 2019 y nuestra experiencia la calificaría de sobresaliente.
UBICACION: el hotel se sitúa en la Calle Peel de Montreal, esquina con Sherbrooke, a los pies del Mont Royal, en una zona tranquila pero con todos los servicios cercanos. A pocos minutos andando del Museo de Bellas Artes, muy cerca de tiendas de grandes marcas de ropa (Gucci, Dior...), a 5 minutos del Metro (Peel station) , a 8 minutos de la parada del autobús al aeropuerto, a 10 de la estación de tren y de la calle St. Catherine una de las arterias de la ciudad. Subiendo una cuesta se llega al Mont Royal, a su acceso por las escaleras, a 30 minutos está el Gay Village y el parque Faubourg y el Parque De La Fontaine (Remanso de paz en las tardes de verano).
Rodeado de restaurantes, hoteles, edificios de negocios, supermercados y con acceso muy cercano al RESO (ciudad subterránea)...hace de este hotel una buena base para conocer una ciudad apasionante.
EL HOTEL: se trata de un edificio alto, estrecho y profundo, con entrada lateral por la calle Peel.
Tras cruzar las puertas de apertura automática, entras a un Lobby estrecho y alargado hacia la izquierda. A la derecha una cafetería pequeña pero muy acogedora donde desayunar, que emula un patio italiano, y a su lado un restaurante.
El mostrador de información turística es lo primero con lo que te topas y la cordialidad de los trabajadores.
Al fondo un gran mostrador de recepción, asistido por dos personas con un inglés exquisito (al ser francófonos el inglés es muy bien pronunciado y pausado) que realizan el check-in rápidamente.
A la derecha los ascensores (4 en total) que te suben a las habitaciones, la 711 en nuestro caso.
En las plantas 5 y 9 hay máquinas de hielo gratuito en el pasillo (la cubitera la tenemos en la habitación)
La sensación que te envuelve es de un hotel con sus años, reformado, limpio y muy cuidado.
Hay un muy buen wifi grautito en todo el hotel, hay posibilidad de parking, posibilidad de reserva de excursiones y de coches.
El personal es muy amable y atento. Realmente nos hicieron la estancia muy sencilla.
HABITACIÓN: la habitación que nos dieron era muy muy grande. Al abrir la prueba accedes a una enorme estancia rectangular, con un armario empotrado, 2 camas king size separadas por una mesilla, dos butacas y una mesa al fondo junto al ventanal, un escritorio con minibar, TV, cafetera de cortesía con todo lo necesario, cubitera y por último un baño con bañera, wc, bidet y un gran lavabo. Estaba totalmente reformada, dispone de aire acondicionado y las vistas eran a la parte de atrás del edificio y al Mont Royal.
Cama y almohadas...comodísimas y nada de ruido.
Algo que nos chocó fue el servicio de limpieza. La primera noche nos hicieron las camas y cambiaron toallas, el segundo cambiaron toallas y no hicieron la cama y el tercer día cambiaron toallas y sólo hicieron una de las camas. Por lo demás todo más que correcto.
Estábamos en sólo alojamiento, por lo que desayunábamos en la cafetería. No nos pareció demasiado caro: café con leche y bollería 5,80 dólares canadienses (4€).
Por tanto un lugar totalmente recomendable para pasar unos días en tan magnífica ciudad.