Todavía no me puedo explicar cómo no hice un reseña de este hotel cuando lo visité, imagino que sería por falta de tiempo. Sí, no es un hotel económico, pero he estado en sitios caros que han dejado mucho que desear. El trato era exquisito y además cercano: bajé a pedir pegamento a recepción porque se me había despegado un poco la suela del zapato... y al de cinco minutos apareció el encargado de mantenimiento en la habitación para repararla. La habitación, muy pequeña pero muy cómoda, y con unos albornoces preciosos en la ducha que se podían comprar. El desayuno, excelente, increíblemente variado y con personal que mantenía las mesas del bufé impolutas. Subimos a ver la puerta de la suite Lennon-Ono (alguien me contaría más tarde que cuando fueron se encontraron con una "cleaner" que les enseñó la habitación, qué envidia).