Excelente en todos los aspectos. Hotel pequeño y acogedor, con habitaciones amplias, perfectamente cuidadas y mantenidas, y con unas vistas alucinantes hacia la cordillera blanca. El trato del personal, y en especial el de Mariana (dueña del hotel), inmejorable, siempre atentos y con un trato muy cercano. La comida también excelente y variada. En mi caso particular, viaje desde España para hacer trekking por el Parque Nacional, y me organizaron unas excursiones increíbles, con un guía del hotel. Regresaré sin duda.