La perfección se encuentra en Le Meurice, elegante, cuidado y mimado, repleto de historia, lujo y buen hacer. La estancia se hace maravillosa, tanto por el excelente y amable trato, como por el disfrute en sí, de todo lo que rodea el hotel, decoración exquisita, confort y primera calidad en todo lo que un viajero le pide a una estancia de estas características. Los desayunos son exquisitos y el salón maravilloso, el jefe de personal encantador, y París hace el resto...