El hotel está situado en una zona ambientada y con supermercados y bares de todo tipo alrededor. El metro está a unos 300 metros.
La recepción está bien, y el servicio de cafés y dulces de la entrada, es estupendo. Sin embargo, el desayuno es demasiado austero (no hay ni tostador para el pan), no reponen los dulces y la parte de desayuno caliente es un chiste malo, siendo la calidad de los productos bastante normal.
Las habitaciones tienen el suelo de moqueta y eso, junto a una limpieza justa, no hacen una buena combinación (en 4 días, se limitaron a hacer camas y reponer toallas, nada de limpiar, hasta el WC algo sucio al volver x la tarde).
El personal, eso sí, es excepcionalmente amable en recepción.
En general, se pueden pasar unos días porque no se pasa mucho tiempo en la habitación, pero los comentarios son sospechosamente generosos en cuanto a las virtudes del hotel y la relación de calidad/precio no es buena