Las habitaciones están muy bien decoradas, tal y como se ven en las fotos, no te llevas ninguna sorpresa desagradable en ese sentido, tan sólo algún detalle negativo en cuanto a la limpieza, pero tampoco de mucha importancia.
Lo más sorprendente es la zona en la que se encuentra, muy poco transitada, cada día al salir o volver al hotel se nos acercaba algún indigente a pedirnos dinero, además hay una galería en una calle cercana en la que hay un grupo de personas viviendo en la calle. Viajamos con niños pequeños y la verdad es que nos sentíamos inseguros cada vez que entrabamos o salíamos del hotel.
Además nos tocó una habitación que daba a la calle principal y todas las noches nos despertaban peleas o gritos.
Una pena porque el hotel es muy coqueto y el personal muy amable.