No se necesita nada más para disfrutar del centro de Madrid. Limpieza absoluta, detalle de agua fresca a la llegada, atención exquisita del staff, ubicación inmejorable cerca de absolutamente todo para ni tomar el metro si no lo deseas, camas muy cómodas, doble almohada bien mullidas ambas, habitación amplia, aislamiento térmico y acústico más que adecuado, cuarto de baño con jabón, champú y acondicionador, desayunos estupendos, incluso con smoothies diarios y recién preparados, y con horario amplio y versátil. Y lo mejor, sonrisas y cercanía de cada empleado cada vez que te acercabas a uno de ellos.
Siendo todo lo anterior importante, esto es lo que claramente ha marcado la diferencia para mí. A veces no somos conscientes del valor de una sonrisa. Ojalá pueda seguir hospedándome con ellos cada vez que regrese a Madrid.