Aunque el acceso nos dió un poco de "miedo" (edificio antiguo, no especialmente bien cuidado), nuestra impresión cambió completamente al llegar a la habitación: recientemente reformada, limpia y con todo lo necesario.
Viajábamos con 2 niños pequeños y nos alojamos en triple superior. La propia dueña nos recomendó para la próxima vez pedir habitación doble con cama supletoria, ya que la zona donde tienen las habitaciones triples no tienen vistas, y las habitaciones dobles sí dan a la plaza.
Al ser un edificio antiguo, el ascensor para en las entreplantas, por lo que obligatoriamente hay que subir/bajar algún tramo andando, lo que complica bastante cuando vas con niños pequeños y carro. Ha sido el único inconveniente.
Por lo demás muy bien, y la dueña muy amable. Le pedimos hacer el check-out una hora más tarde y nos ofreció irnos mucho más tarde si lo necesitábamos porque los siguientes inquilinos entraban por la noche.
Le pedimos un juego más de toallas y además nos trajo más almohadas para que el niño más pequeño estuviera más seguro en la cama.
La ubicación muy buena: 5 minutos andando de la Puerta del Sol y 15 a Atocha. Estación de metro justo delante de la puerta.