Increíble lo de este hotel. Me alojé el sábado y a las 21:30 se presenta el recepcionista en mi habitación, sin avisar, sin llamar, nada. Invadiendo nuestra intimidad.
Bajo a hablar con él y me dice que un compañero suyo le ha dicho que esa habitación estaba libre (increíble que no sepan que hay una tarjeta activa para esa habitación y, por lo tanto, está ocupada) y peor aún, esa habitación se la iban a asignar a otros huéspedes que estaban esperando en recepción. ¿Qué hubiera pasado si esos huéspedes entran cuando yo no estoy y me roban todos mis equipos? ¿Quién se hubiera hecho cargo?
Cómo detalle, me invitan al desayuno, algo que me pareció insuficiente dada la gravedad del error.
Encima me dieron la habitación 211 que tiene un patio pero que apareció llena de hormigas por la mañana. Dicen que limpian a diario para que no haya problemas pero la realidad es que la papelera estaba llena de cigarros (igual había 50) así que a diario me da que no limpian.
Decido ponerme en contacto con la dirección del hotel y me contestan que el detalle del desayuno está ok y en un tono en el que casi me culpan a mi de la situación vivida.
Me dicen que nadie ajeno al hotel hubiera entrado a mi habitación de ninguna manera pero no excluye al personal del propio hotel así que cuidado, en cualquier momento os pueden entrar en la habitación y os pueden pillar en paños menores, en el baño o a saber. Increíble que no sepan si las habitaciones están ocupadas o no y el método para averiguarlo sea invadir un espacio reservado por los clientes.
Qué lástima no haber puesto una hoja de reclamaciones confiando en que hablar con la dirección supusiera algún otro tipo de respuesta.
Otro detalle es que las luces de la terraza no fueron capaces de encenderlas para pasar un rato por la noche tomando algo. Ni el recepcionista sabía encenderlas, ni el de mantenimiento le contestaba, nada.... en fin, una lástima que el mítico hotel tirol se haya convertido en esto, le salva la localización.