Hotel que se va modernizado, aunque se le nota un aire clásico en algunos aspectos, como en el baño.
Lo mejor si te toca una habitación con vistas a la Basílica de San Francisco el Grande, caso de mi compañero.
En mi caso me tocó a un patio donde salían todos los conductos de todo tipo, así que recomiendo pedir las de las vistas si están disponibles.
Por lo demás la atención muy amable, las camas cómodas y en un lugar muy céntrico sin ser el propio centro. Para salir la calle Calatrava, para dar una vuelta los alrededores del Palacio Real, Puerta de Toledo, etc.