El servicio pésimo, lentos como caracoles a pesar de estar medio vacío, equivocaron el primero que era a compartir, trajeron el segundo (totalmente frías las costillas) a la vez que el primero (frito pero congelado porque no les daba tiempo), pedimos patatas asadas y las trajeron fritas, y cuando preguntaron como robots que si "¿todo bien?", les contesté que nada más lejos, que la comida mala, el servicio peor y que nos habíamos bebido la cerveza esperando, que tuvieran el detalle de traernos otra por las molestias y solo pusieron una sonrisita irónica.
¡No se os ocurra sentaros allí por mucha prisa que tengáis! Debimos sospechar algo al ver que todos los restaurantes de La Gavia estaban llenos y ellos medio vacíos.
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