Fuimos a cenar sin reserva un Viernes por la noche dos personas. El local estaba bastante lleno pero tenían hueco para nosotros. El local es sencillo, y parece un buen sitio para celebraciones, había varias mesas grandes con mucha gente pasándolo bien. Tenía también música en directo, un dueto que cantaban canciones latinas en general con buen gusto y un nivel de sonido adecuado para estar agusto. La carta dispone de los típicos platos colombianos, con un tamaño de carta bastante bueno para poder ir a probar bastantes cosas pero sin ser demasiado para garantizar la calidad del producto. Pedimos un par de empanadas colombianas de entrante. Una especie de empanadillas, venían acompañadas con tres salsas, una de ellas un poco picante. Las empanadillas deliciosas, bien fritas sin resultar grasientas, con buen nivel de relleno y las salsas aportaban bastante chispa. De principal tomamos un bistec a caballo, viendo las cantidades de los platos que iban pasando decidimos pedir solo un plato, además mi acompañante no tenía mucho apetito. El plato que vino era bastante grande, un filete de ternera con un sofrito de pimientos, dos huevos fritos, y para acompañar patatas asadas y arroz blanco. Un plato contundente para dos personas. El plato era correcto, pero le faltaba un poco de gracia, lamento un poco no haber pedido otra cosa porque todo tenía una pinta deliciosa. De beber pedí una aguapanela, un refresco hecho con panela y limón que resulta dulce y ácido, interesante, y mi acompañante un jugo de lulo que parecía recién hecho y resultaba delicioso! No pudimos con toda la comida, y el conjunto nos salió por 26 euros, un precio más que razonable. El servicio fue amable y rápido. Sin duda un lugar que repetiré.