En nuestro segundo día de estancia en Nápoles nos tropezamos, por casualidad, con este establecimiento, nos llamó la atención la decoración del local, acogedora pero muy moderna, reparamos entonces en que se trataba de una vineria y decidimos hacer una parada para degustar algun vino de la zona.
No se trata en realidad de un restaurante, sino de un lugar en el que probar los excelentes vinos de la zona y algunos del resto de Italia, acompañandolos de aperitivos salados i/o montaditos, embutido y queso, nosotros ibamos después de cenar o para cenar en plan pica-pica.
El servicio es excelente pero además el trato es cercano, tanto, que volvimos todas las noches (6) de nuestro viaje a disfrutar de Il Mantegno, del vino, pero también de la compañia y atenciónes de sus propietarios y clientes, gente con una gran calidad humana y mucho mundo.. Nos recomendaron y guiaron para que nuestro viaje a Nápoles fuera algo más que "turismo".
¡NO PODÉIS PERDEROSLO!!