Es un pequeño hotel de 10 habitaciones, con una atención y servicio excelente. Desayunos increíbles en la terraza (los crepes son lo mejor) con vista al Etna. Después de las 19 uno puede subir y tomar algún aperitivo. Esta todo pensado para que uno disfrute su estadia.
Lo malo puede ser el ruido ya que da la a la calle principal por donde pasa todo el mundo y el wifi que en nuestra habitación no andaba muy bien.
El resto impecableMás
- Wi-Fi gratis
- Restaurante
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