La única pega que le pondría al hotel es que es difícil llegar en coche. La calles (en general de toda la ciudad) son muy estrechas, y si encima conduces a una hora del día transitada es prácticamente una misión imposible. Aun así cerca de hotel hay sitios para aparcar y te dan una tarjeta para poner en el coche como huésped del hotel.
Por otra parte, el hotel muy bueno, la atención del personal excepcional, siempre están disponibles y dispuestos a ser de ayuda. El sitio muy tranquilo, limpio y cómodo. La habitación también limpia y agradable, con un detalle de bienvenida con frutas, chocolates y el licor típico, de agradecer! Las camas muy cómodas: dormimos como cestos. Un hotel tranquilo y silencioso.
El desayuno genial, te dan la opción de llevártelo a la habitación, lo llevan a la hora y de lo más completo, con bollería, pan, mermeladas, zumo natural, café, leche, yogures, bizcocho,... para repetir!
Fuimos en familia y quedamos todos satisfechos. Muy recomendable