Llegamos de noche y con lluvia. Al principio nos pareció un poco antiguo y pobre. La recepcionista Fiorella fue atentisima con nosotros, y con gran predisposición para ayudar, incluso me ayudó a encontrar un lugar donde estacionar el auto, casi en la puerta del hotel, que está en una calle principal pero muy angosta de Giardini-Naxos, para no tener que llevarlo a un estacionamiento a 200 mts del mismo. A la luz de la mañana nuestra visión cambió. Es un pequeño hotel gestionado por una familia y atento a los detalles. Cada habitación tiene una decoración distinta y muebles diseñados por sus dueños. Hay muchos cuadros y objetos de arte. Tienen un concepto ecológico y sustentable muy comprometido, que incluye adquirir las frutas donde hacen las 15 variedades de dulces del desayuno en huertas orgánicas de terrenos confiscados a la mafia. Los elementos de baño también son ecológicos. El desayunador tiene una vista al mar increíble y las cosas para desayunar son exquisitas, con facturas recién horneadas. Quisimos cenar pero nos pareció un poco caro. Sirven la pesca del día. Elegimos este hotel porque nos recomendaron no parar en Taormina, que está cerca y arriba, y porque nos dijeron que allí serían más caros. No lo creo. Este hotel -sin desmerecerlo- no nos resultó muy económico. Si lo recomiendo para los que quieran estar prácticamente sobre la playa.