Esta fue la primera experiencia de alojamiento en Polonia, que tuvimos mi amiga y yo. La experiencia nos pareció bastante reconfortante pero un tanto excéntrica. Nos hospedamos allí por cuatro noches al comienzo del mes de Mayo.

Las habitaciones son cómodas pero no tenían suficientes toallas para baño. Nuestra habitación en el tercer piso tenía un baño privado bastante inusual que no tenía cortina o persiana en la ventana (mira la foto). La ducha estaba colocada encima de la bañera a una altura de 5 pies (1.50 m) – lo que era manejable para mi que tengo una estatura de 1.70 m pero que era casi imposible para mi compañera que tiene 1.80 m de estatura. No hay ascensor en el hotel y las entradas no son apropiadas para viajeros minusválidos.

El personal era agradable y servicial, el hotel servía un desayuno continental estándar con algunos platos de la cocina polaca local.

Tenían un salón para los huéspedes que era pequeño pero confortable y también un restaurante, acerca del cual no puedo comentar debido a que no cenamos allí.

Las áreas públicas eran usadas como galería de espejos – Y lo único que puedo suponer es que los propietarios tenían un negocio de espejos adicional.

El hotel está situado cerca de un cruce importante de tranvías (no se escuchan ruidos) y a una distancia corta caminando de un centro comercial importante. Está a 15 minutos de la Ciudad Vieja caminando o a 5 minutos si tomas un taxi.

A pesar de sus peculiaridades ocasionales este hotel hizo parte de una muy divertida escapada a Varsovia.