Nos lo habían recomendado y fue todo un acierto, aunque esté un poco escondido.
El local es muy agradable, decorado con motivos de pesca y adornos de Navidad por ser Noviembre, lo que le daba un aspecto pintoresco.
Pedimos los filetes de pescado que nos recomendó el camarero y estaban deliciosos, con una crema que potenciaba mucho su sabor. Las almejas de entrante también estaban muy bien.
El restaurante tiene salida directa al mar, frente a la isla de Ngor, y puedes disfrutar una cerveza antes de comer viendo las barcas allí fondeadas.
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