Me alojé en el Ecolé cada vez que iba a Pucón (muchísimas veces) a subir el Huerquehue, el Cañi (es duro llegar a la cima, pero merece la pena-no sólo por la vista desde arriba del todo, sino por lo que uno ve en la subida) o al S. Sebastián. El École era ese lugar que complementa las subidas a los cerros, con excelentes cenas y conversación con los que allí se alojaban y compartir las experiencias de trekking y el día siguiente; algo único y exclusivo que sólo se encontraba en el Ecole. Sé que cambio de administración y no sé cómo estará ahora, pero ojalá no haya cambiado el espiritu que hizo de este lugar un espacio único para los amantes del montañismo y la naturaleza. Volveré pronto a Pucón, para disfrutar de nuevas subidas a sus cerros y me alojaré, cómo no!!!!!, en el École, esperando que sea lo que conocí hasta antes de la pandemia: ese lugar de encuentro y refugio de todos los que amamos la vida al aire libre!!!
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