Es un hotel que vió tiempos mejores. La finca es bonita y tiene muchas posibilidades, pero está descuidada. Y es una lástima porque podría ser muchísimo mejor de lo que es.
Personal: La recepcionista de la mañana, muy poco agradable. El resto, ok.
Desayuno: Malo y pobre. Fue el único hotel en todo el viaje en que ni siquiera nos ofrecieron huevos, sólo los revueltos. Hubo un dia en que no quedaba de nada en el buffet y sólo lo repusieron cuando nos quejamos.
Habitación: Había humedad en la pared, con grandes desconchados y olor a húmedo (ver foto). La cama, bien. Mucho calor en las habitaciones de los pisos superiores. Pero por la noche hacía frio: Pedimos calefactor y nos dijeron que "ese servicio no lo daban"
Baño: Por la tarde no había agua caliente en la ducha. Lo dijimos y la respuesta fue que "había que esperar"
Instalaciones: Necesita una reforma o pintura a gritos. Hay baldosas sueltas, el jardín está sucio y descuidado. Pedimos una plancha y nos dijeron que no, que "había gente que quemaba los colchones con la plancha". La solución sería poner tablas de planchar, digo yo.
Spa: Pasable. Te ofrecen un zumo de frutas que luego no te traen, y aunque lo dijimos no nos lo descontaron ni siquiera pidieron disculpas.
Espero, sinceramente, que lo reformen, porque la finca lo merece.