Nuestra estancia de dos noches en el hotel CIRQA fue, sin lugar a dudas, una experiencia insuperable. Desde el inicio de nuestra estancia, nos sentimos sumamente complacidos y atendidos. La ubicación del hotel en un antiguo monasterio con una rica historia que se remonta al siglo XVI añadió un toque de autenticidad y encanto excepcionales.
Las habitaciones, con sus techos altos y bóvedas, crearon un ambiente verdaderamente mágico y único.
La cocina fue excelente, desde el desayuno elaborado con productos locales hasta las opciones de almuerzo y cena que incluyen tanto platos regionales como nacionales.
El servicio brindado por el personal fue de primera categoría, siempre atentos y dispuestos a satisfacer nuestras necesidades. Además, las instalaciones del hotel, que incluyen una piscina climatizada y una espléndida terraza en la que se servía té, café y delicias por las tardes, agregaron un toque adicional de comodidad.
En resumen, nuestra experiencia en el hotel CIRQA fue verdaderamente maravillosa, y no dudaríamos en regresar en el futuro.