Vine a Cusco con mi familia por Fiestas Patrias y nos hospedamos en este maravilloso hotel. No encuentro palabras para describir lo hermoso que es, la construcción tienen más de 400 años, por lo tanto, la decoración es asombrosa: espejos en pan de oro, cuadros de la Escuela Cusqueña, balcones hermosos, madera tallada, en fin, todo te deja con la boca abierta.
La atención de absolutamente todo el personal es muy acogedora, amables, sonrientes, te hacen sentir muy bien.
El desayuno es variado y delicioso.
Sin duda alguna me he enamorado de este hotel y volvería a hospedarme sin pensarlo. Los felicito!
- Wi-Fi gratis
- Restaurante
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