La atención es increíble, el personal está en todo momento preocupado de sus huéspedes y ayudan para cada cosa que uno necesite. El lugar donde está situado es perfecto para descansar muy bien durante la noche y así recuperar las energías que demandan los agotadores panoramas en Cusco y alrededores, para luego estar listo para otra aventura.
Las habitaciones cumplen de manera muy correcta y el desayuno es exquisito.
Peggy (la dueña del hostel) y sus recepcionistas siempre ofrecerán una amena conversación.
Volveré y lo seguiré recomendando.