Me tocó pasar dos veces en 15 días por allí y en ambas oportunidades me sorprendió la poca variedad de bocadillos que había como también la escasez de tazas y vasos térmicos, porque casualmente era un souvenir que deseaba comprar. La atención de las chicas fue muy correcta, como siempre, y la posibilidad de usar el wifi del local siempre nos atrae.
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